El dolor carnal, humano,
piel que crece en nuestros ojos
como árboles de sangre.
Flecha de viento, rota.
Que cruza y flecha
el tiempo en las riberas.
Ser una ráfaga de piel y de deseo.
Ser simplemente de carne de uvas
y de ojos suaves y rojos.
De aves en la garganta cantando.
De cielo atorado en el pecho,
en los pulmones, llenandoles.
y en mis calles.
y en todo lo que pueda penetrar mis sueños.
y en el sueño que es el dolor de nuestro cuerpo,
impredecible, perpetuo,
como son los mares que no son mares.
y nosotros que no somos mas que aire y rocío.
Se destuerce en un gran abanico de besos desnudos
zonambulos, cojos.
Y es lo que hace arder mi alma.
Todas las noches.
Cuando siento que no vivo en mi.
Hola poeta! hermoso como todo lo tuyo! te sigo, un abrazo!
ResponderEliminara veces el alma tiene que arder por las noches
ResponderEliminar(habemos quienes nos las incendiamos con licores)
saludos saludos!
saludos!!
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