Mi triste dolor mojado,
allá en el horizonte
fundido en su hombro
como una marca o un beso
El Éden colgado
en los brazos de unas ramas
o de una gota seca
que se derrama en sus labios
La manzana que devoramos,
a la que acariciamos con nuestra saliva,
quedo colgada en los campos
como una estrella en el seno del cielo
Las olas pegan en las ciudades,
las catedrales se ahogan en sus velas
y a mi me llega el tiempo mojado
Olas sobre el pecho seco,
olas en el sorbo del viento.
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