En las calles:
el tropel de las lunas, sus lunares,
cae el telon de espuma, como sombra exquisita,
y titilan racimos de uvas en tu aliento
callado, y gastado,que escurre en hielos
Tormentas sueltan espinas de viento,
enmarañan mis versos en tu pelo,
se alborota la serpiente del cielo
y arquea un arroyo, como siempre sola con su veneno
Los ángeles se golpean en tus huesos,
ellos tan duros como la piel de una rosa,
pero tan dulces como si no fueran.
Y yo te he esperado bajo mareas de miel,
desprecio, bajo el manto del sol, peresco.
Te odie tanto que ahora te amo tanto,
cómo si fuera una roca sin lengua, sin llanto.
He roto mi arco de fiel árbol,
se curvaron mis ojos hacia a lado,
Miles de abejas, si no fueran estrellas,
tiritan, escarban el horizonte con sus lenguas y alas
Vuelve siempre el monótono amor que llevo enterrado,
y vuelve, con uvas entre los dientes,
con su frágil sueño, despierta y velo,
mientras que todos los labios zumban.
Zumban sus deseos.